jueves, 6 de mayo de 2010

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miércoles, 17 de marzo de 2010

La oportudidad improvisada

En un campo alejado de la civilización moderna, donde no hay una localidad rural, hay una pequeña familia pobre de sentimiento y humilde de corazón. La casa de ésta se encuentra al final de un callejón donde la casa más cercana, está a 12 Km. de distancia.

Estaba Rómero sentado en su silla, de palos viejos y rotos, esperando que su esposa llegara de darles comida a los cerdos, que estaban en el patio, en la parte atrás de la casucha, la cual siendo un poco débil físicamente, había construido su padre antes de marcharse, por miedo a que todos en la casa se pusieran en su contra.

Después de cinco minutos de espera, Rómero se para de su silla, temblando, a base de esfuerzo y de rabia, tratando de saber, ¿Por qué no llega su esposa Marsella de darles alimento a los cerdos?

Cuando Rómero se para de su silla, comienza a caminar sigilosamente entre las oscuras paredes de la casa, que solo tenía una puerta y se mantenía el mayor tiempo del día cerrada. Él ve entre los agujeros de la casa; que el sol había escultado con su resplandor, y ahí estás. Sentada en un viejo tronco que su padre hacía 6 años había cortado para mantener limpio el patio.

Rómero se acerca a ella, con rabia y desesperación preguntándole: ¿Qué te ta´ pasando mujei? ¿E´ que tu no ve que tengo jambre eh? - Estoy cansada de que me estés diciendo que tengo que hacer. Yo soy una mujer, entiéndeme. Yo soy la que trabajo y la que hago los quehaceres de la casa, en cambio tú no haces nada, más que esperar que yo haga algo útil. Dijo Marsella sintiéndose indignada.

Entre estos se implantó una conversación tan profunda y ofensiva. Rómero, al final este cogió tanta rabia, que furioso dijo: - ¡Cállate!, ya tu me tiene cansao, e´ ma´ me voy de la casa pa´ que siga con tu etupidese.

Marsella entra a la casa, sintiendo verdaderamente que el mundo se había puesto, melaganariamente, a su favor. Se sentó en una silla adjunto de su esposo, sin decir una palabra; esperando a que Rómero tuviera un poco de valor y pararse de la silla para que se fuera de la casa.

Sentados ambos, por varios minutos, Rómero decide ponerse de pié, se dirige a la habitación y sin ninguna prisa, comienza a recoger sus cosas, evitando cualquier tipo de conversación con su esposa.

En un viejo saco de cana, Rómero hecha todas sus cosas y sale, furioso, de la casa empujando a Marsella hacia el piso y pasándole por encima. Sale tan decidido que ni siquiera lleva presente: ¿A dónde irá?

Rómero camina ambulante por la calle, sintiendo la necesidad de estar nuevamente con Marsella, tratando de olvidar las dulces palabras que esta le expresaba… culpándose una y otra vez de no haber aprendido a valorar las cosas como deben ser valoradas.

Rómero camina sigiloso por la vida, culpándose una y mil veces, de no haber aprendido a decir las cosas antes de no haber sido profesada, las cuales sin duda alguna puede contrastar la vida de algo o alguien.

En medio de la tristeza, Rómero se siente agonizante, sediento de amor y de cariño, colmado de soledad, buscando la mejor manera de regresar a su pequeño, humilde y postergado hogar, convencido de que fue él el fundador de un problema muy difícil de remediar.

Adjunto de la soledad, a pesar de no tener ningún tipo de educación, se le ocurrió una idea. Se le ocurrió ir a la casa de su suegro “Clemente” para que este, hablara con su esposa. Si esta se negaba, le dejara quedar en su casa, hasta que encontrara que hacer para ganar dinero.

Cuando llega a la casa de Clemente, toca la puerta de yagua, abriéndole un orificio al momento de este darle con los puños. Clemente va a ver quien toca la puerta. Se lleva tremenda sorpresa, al ver a alguien que hace tanto tiempo, había, rotundamente, desconfiado de él. Comienzan a conversar hasta que Clemente lo deja entrar y le da de comer.

Al día siguiente Clemente se levanta muy de mañana, va a su pequeño establo, busca su caballo y visita la casa de su hija Marsella para pedirle que dejara de discutir y pensar, y dejar que vuelva Rómero a la casa.

Al llegar a la casas de su hija, le pregunta:

¿Estás consiente de la situación entre tú y Rómero? - Antes yo era muy feliz con Rómero, pero su comportamiento y su falta de de ética y educación lo ha llevado a uno de los peores errores de su vida. Lo siento por él, pero la única oportunidad que tenia, la ha malgastado.

Sin decir nada, Clemente se monta en su caballo y se dirige a su pequeño hogar. Como sabe que el camino es largo, busca la manera más adecuada para llegar rápido a su casa. Se va por una vereda, y sin darse cuenta él y su caballo caen en una trampa para animales. El caballo muere y por suerte él queda vivo.

Rómero cansado de esperar a Clemente, se desesperó y fue a buscarlo, sabiendo el camino que tenia que recorrer. Éste llega en tres horas y veinte y tres minutos, a la casa de Marsella; preguntando por Clemente. Marsella se siente asustada y le dice que su padre había salido para su casa hace muchas horas.

Ambos desesperados van a buscarlo olvidando los problemas que habían tenido y encuentran a Clemente metido en un agujero con docenas de estacas afiladas hacia la parte arriba. Rómero y Marsella hacen un esfuerzo y lo sacan de ese agujero, con gran esfuerzo lo llevan a su casa y permanecen con él.

Al pasar del tiempo sin darse cuenta Romero y Marsella comienzan a arreglar sus diferencias, ya que viven juntos en la casa de Clemente. En una semana Rómero y Marsella viven como nunca habían vivido en 4 años que tenían juntos, todo gracias a que supieron sobreponerse, venciendo las angustias, los problemas y los obstáculos.

Nunca sabemos como es mejor que se hagan las cosas, Dios es quien pone donde tiene que haber.

viernes, 30 de octubre de 2009

Sé bienvenido a este Blog sobre cosas muy interesantes

Hola amigos este es mi primer blog. Esto va a ser un vaina del barrio así que aun siendo del barrio las cosas que se van a ver aquí, serán cosas del otro mundo. Les invito a chequearlo bien y gozar de las publicaciones que se presentan aquí.

Que lo disfruten...